
TeXtoS DirEcTos
Hoy un texto directo diferente. Quiero cronicarte Madonna.
Llegamos a la terminal de La Plata y la ansiedad aumentaba considerablemente. No me caracteriza el fanatismo por ella, pero a mi compañera de experiencia si. Sus nervios eran los mios, las dos imaginando cómo sería ese momento, esperado por meses.
La organización de nuestro día parecía estar al pie de la letra, todo pensado, no podíamos fallar, estaba en juego la cantidad de metros que nos separarían de la diva del pop, de la mujer que aún pasando los años continúa dando a conocer su pasión por pisar un escenario, y por recoletar sus billetes. A quien no le gustaría, no?
Tomamos un colectivo hacia la ciudad capital, esa donde está el famoso y conocido obelisco, donde la libertad de semejante conglomerado te hace sentir muy pequeño, pero al mismo tiempo gigante, la autoestima nos acompañaba.
Emprendimos viaje en tren, mirando al horizonte y a un costado de las vias, la pobreza. Las "villas miserias" para los de clase media como nosotras, que compramos una entrada de casi 300 pesos y allí íbamos rumbo al barrio de Nuñez. Qué imágenes radicalmente opuestas, no pude evitar sentirlas, mirarlas, entristecerme.
Bajamos y comenzamos a caminar, una cuadra, dos cuadras, tres cuadras, y así van...
De repente, otros dibujos. Comenzaban las colas, las tarjetas color naranja en los organizadores y nosotras a paso veloz, mirando para todos lados, esperando encontrar la interminable masa de gente que veíamos en la tv.
La cola de nuestro ingreso era de tres cuadras, y allí mismo emprendimos tremenda experiencia. Sentadas en la vereda, frente a un Mc Donald´s comprendimos que estos eran los verdaderos momentos previos. La previa es única, ves de todo.
Desde los interminables vendedores desesperados por hacer comercio con sus remeras, vinchas, llaveros, fotografías y demás, hasta los desesperados por comprar y vender entradas.
La cola estaba paralizada desde el mediodía y recién a las cinco de la tarde, cuando oal avanzar un metro -si un metro!- la desesperación se hizo presente. Algunas corrian, se colaban, desubicadas, gente que no respeta derechos y encima te pone mala cara. Hay quienes no encuentran ubicación, esto es, no podes colarte en un recital habiendo pagado una entrada de 700 pesos. Mayor responsabilidad social! Civilización! Pero pocos respetan y así lo demuestran.
En fin, la euforia propia del recital implica querer pelearte hasta por un centímetro de más o si el de al lado apoya su pie un tanto más adelante que el tuyo. Verdad? Y en eso estábamos, relajadas pero ansiosas, los nervios de Ro me sobrepasaban.
Nuestras miradas atónitas cuando vimos que el primer control estaba cerca, lo pasamos. Llegamos al segundo y la corrida comenzó, los gritos eran interminables, a tres cuadras del estadio comenzaba la locura.
Un policía gritaba "habran los bolsos muestren todo" y en la desesperación se me caían las babuchas, ella corría más fuerte que yo y nuestro amigo Amir -recientemente conocido- adelantaba los pasos. Mostré el bolso prácticamente corriendo y pasamos al tercer control. Pienso que en el primer recital, probaron con nosotros, la adrenalina superó semejante organización. Cuando llegamos a las hileras del estadio ya eran las seis de la tarde, teníamos calor, sed, nos dolían las piernas, los pies y el sol impregnado en el rostro. Pero nosotras, felices.
Ahora el pibe del ingreso tiene trabado su aparato donde corrobora que nuestras entradas sean las oficiales, le tiemblan las manos... se le vienen cincuenta mil personas atrás nuestro.
Le gritábamos que se apurara, me dieron ganas de cachetearlo y los nervios de todos eran increíbles, pasamos corriendo, las babuchas no detenían su descenso.
Había que atravesar el campo pero mi estado físico me permitió correr únicamente unos metros, no podía más y lo mejor estaba por llegar. Llegamos a la valla, a nueve o diez metros del escenario y allí comenzaba todo.
El calor agobiante, comenzó a tocar Paul Oakenfould y la indiferencia de ese instante hizo que uno de los DJ más importantes del munod se percatara de que en ese momento no era el protagonista.
Las pantallas en cada uno de los laterales las llevo grabadas en mi mente, las dos M a los costados del escenario, las inumerables luces, una tecnología envidiable- Un sonido estremecedor que hacía vibrar el cuerpo.
El escenario en forma de T nos indicaba que aún la veríamos desde más cerca. Comenzaron a entrar mas personas, el calor sofocaba, faltaba un poco de aire pero no queria detenerme en ello. La gente apretaba, empujaba, pisaba, te miraba, tenia olor. Pero era Madonna.
Había dos mujeres provenientees de alguna zona del norte que reposaron sus traseros en el campo, cuando todos estábamos parados, casi que me caia sobre sus cabezas ya que la tenía apoyada en mi rodilla. La gente a veces es ignorante.
Paul se dignó a pinchar, sus temas hicieron estallar al estadio que, poco a poco, comenzò a vibrar. Ya me temblaban las piernas de tanta euforia, la adrenalina porpia de un recital es inquietante, màgica y te transporta a lugares geniales, sentis difrute y goce.
Allì estàbamos, saltando junto a la masa, apretadas contra la valla. No importa, era Madonna.
De repente, termina su último tema Paul y los gritos y sonidos màs extravagantes suenan haciendo eco..las lces se apagan, se encienden las pantallas, las dos "M" en los laterales brillaban y esas luces violetas solìan iluminar el centro del escenario. Comienza "Candy Shop", la banda de sonido se escucha y la pequeña pared comienza a girar. Sabìamos que faltaban segundos para verla por primera vez, allì, en vivo.
La vemos, el estadio revienta. Los gritos, las làgrimas de algunos y la alegría inmensa de otros se entremezclaban con nuestro pensamiento: definitivamente no lo podìamos creer.
El relato queda corto, estoy escribiendo y me percato de no poder realizar una buena crònica, sólo los que estuvieron allì saben de lo que hablo. Miraba la pantalla gigante y la observaba a ella, por un momento pense.."estoy soñando"? Rídiculo no? En esos momentos todo vale!
Todo el recorrido discogràfico que la reina del pop hizo fue hecho a su medida. Como no podía ser de otra manera, digno de un show de caracter internacional, la música, el sonido, la organización interna, el escenario, la porpia escenografía! Por Dios! Realmente indescriptible, un momento de gloria se atravesò por nuestros cuerpos.
Allá estábamos, no? Disfrutando de esos instantes. Me pasó algo particular, no dejé de asombrarme durante todo el show.
Sin embargo, algo no andaba bien. Comenzaron a pasar por arriba de nuestras cabezas -literalmente- cuerpos de chicas y chicos desmayados. Eran cuerpos inmutables, el calor, cansancio, el hacinamiento provocó sensaciones sofocantes. Mi presión comenzó a descender y mi cuerpo estaba "sentido"..No podía inspirar mínimamente un poco de aire puro! "Es psicológico" me dijo...pero realmente era màs fuerte que yo, no que Madonna.
Tolerè esa situación hasta el último tema, cuando vino el desenlace. Gracioso por cierto. Recién ahora.
El show terminó con "Give it to me" y así es como finalizó. Con mas de 70 mil personas adulando a la mega estrella del pop. Los comentarios sobrevolaban el cielo de Buenos Aires a las 11.40 y erizaban la piel. Nos retiramos, aún hoy seguimos hablando sobre lo que fue, y las ganas que restan de volver a verla.
Ojalá vuelvas, quizás volvamos a visitarte, prácticamente seguro.
Madona q u e d e i m p a c t a d a
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