domingo, 3 de abril de 2011

Enfermos de poder... Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia

Desde la perspectiva de la salud mental esbozamos una breve descripción de sujetos políticos sedientos de poder. Se trata de individuos que padecen algún tipo de trastorno de personalidad serio con graves características.

El comportamiento de los poderosos ha sido siempre objeto de profundos estudios psicológicos. Hitler es uno de los grandes ejemplos históricos de personalidades que demostraron manipulación y ceguera ante su necesidad de detentar más poder. Los reyes y emperadores de la antigüedad por ejemplo, se atribuyeron un «derecho divino» para gobernar; legando el poder a hijos, nietos y demás descendientes.
Pero estemos atentos, en la actualidad todavía hay absolutismos, algunos explícitos y otros disfrazados. Estos ejemplos también sirven para nuestro país, provincia o localidad. En ciertos casos el mundillo político acoge sujetos que tienen tendencia a ser obsesivos por el poder, deseando detentar cada vez más, a costa de lo que sea.
Los síntomas de los enfermos de poder suelen ser elocuentes ya que manifiestan exagerada confianza en sí mismos; desprecio por los consejos ajenos, alejamiento de la realidad; burlas públicas de otras personas; complejos de persecución e invento de historias y complots; enemistarse con algunos periodistas y lograr un fuerte vínculo con otros; confrontarse con los poderes fácticos, etcétera.
Otra de las manifestaciones es considerar fervientemente que son insustituibles y capaces de mandar y procurar el bien común. Se afanan en hacer creer que su plan de país o comunidad va más allá de sus narices. Además de sentir una especie de éxtasis y fascinación con sí mismos, el poder los corrompe psicológicamente de tal manera que estos individuos son colocados en una posición narcisista máxima, casi imposible de modificar.
Según algunos especialistas, acceden al poder en su mayoría con un Trastorno de la Personalidad, muchas veces confirmado y aumentado por la manifestación popular. Ese poder les permite sentir que todo les pertenece, incluyendo la verdad absoluta. Así guardan un patrón general de grandiosidad, una necesidad de admiración y falta de empatía.
En general, la patología comienza en la edad adulta y se trata de una persona que espera ser reconocida como superior, está preocupada por fantasías de éxito ilimitado, se cree especial, es muy pretenciosa y explotadora. No puede identificarse con los sentimientos o necesidades de los otros, envidia o cree que la envidian y tiene actitudes arrogantes.

* Definiciones

La doctora en Psiquiatría, María José Herrou, quien colaboró en la elaboración de este artículo especificó que los Trastornos de la Personalidad se caracterizan por ser un patrón permanente e inflexible de experiencia interna (pensar, sentir) y de comportamiento que se aparta de las expectativas de la cultura del sujeto, se estabiliza en el tiempo provocando perjuicios a él y a su entorno. Sin embargo, no sienten malestar por sus actitudes.
A la hora de valorar su enfermedad se deben tener en cuenta antecedentes étnicos, culturales y sociales, así como valores religiosos y políticos. Además, para definir el trastorno, las características deben estar presentes por lo menos durante un período de un año.
Asimismo, deben considerarse patrones de cognición (forma de percibir, pensar e interpretarse a sí mismo); de afectividad (intensidad, adecuada respuesta emocional); actitud interpersonal; y control de impulsos. Pero si hay un rasgo que los diferencia de quienes sufren demencia, por ejemplo, es que muchos de ellos se imbrican imperceptibles con la normalidad.

* Tipos

La Psiquiatría define diversas tipologías de Trastornos de Personalidad; sin embargo, mencionaremos algunos que se relacionan con estos casos de sujetos sedientos de poder que, de manera inconsciente, padecen esta enfermedad.
El «histriónico» (¿Luis Juez?) demuestra tener emotividad excesiva y una gran demanda de atención, quiere ser el centro de todo, protagoniza interacciones seductivas, es cambiante, verborrágico y parece simpático o gracioso.
La genealogía de los llamados «narcisistas» es desdeñosa e impaciente; manifiestan grandiosidad, falta de empatía, exageración de sus logros, fantasean con un éxito ilimitado, son pretenciosos, explotadores en relaciones interpersonales, tienen envidia y soberbia. Se creen únicos y especiales, exigen admiración, infravaloran a los demás y se consideran absolutamente superiores.
Otro de los trastornos que les cabría a los enfermos de poder es el «obsesivo compulsivo». Generalmente sienten preocupación por el orden, son perfeccionistas, tienen control mental e interpersonal, se preocupan por detalles y normas, tienen una dedicación excesiva al trabajo y deseos de aumento de productividad. Son inflexibles, no delegan sus actividades, avaros, rígidos y obstinados.
Por otro lado, quienes tienen un «trastorno de la personalidad antisocial» (psicópatas, sociópatas o trastorno disociado) demuestran un desprecio general hacia los derechos de los demás en lo que respecta a aspectos legales y normas sociales, como destruir, engañar, robar, cometer fraudes y actividades ilegales. Son deshonestos, mienten, manipulan y sacan provecho de ello (en dinero, sexo y poder; ¿Menem?). Pueden ser agresivos y cínicos, pero jamás tienen remordimiento ni sienten culpa.
Hay quienes al perder ese poder, no controlan sus impulsos y protagonizan escenas conocidas públicamente de violencia y agresión.

* Conjunción

Puede suceder que algunos gobernantes o figuras políticas que se caractericen por este abuso del poder presenten también un «Enfoque bipolar maníaco-depresivo» (Trastornos del Estado Anímico) con autoestima exagerada, fuga de ideas, pensamiento acelerado, mayor actividad intencional (laboral, sexual y social), implicación en tareas que les provoquen mucho placer como las inversiones y los negocios, lo cual los lleva a deteriorar su actividad laboral.
Hay quienes aseguran que estas características se asemejarían a la personalidad de nuestra Presidenta, por ejemplo. Otro de los enfoques bipolares que se manifiestan es el «Depresivo-crónico», que se presenta por tiempo prolongado y se fundamenta en una ciclotimia constante acompañada de hipomanía.
La perspectiva de los enfermos de poder desde el punto de vista de la salud mental resulta interesante; pero el título de la nota lo dice todo, cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia… Cabría cuestionarnos si quienes nos gobiernan son seres altruistas que en nada se benefician; o son sujetos sedientos de poder que satisfacen sus propias necesidades, relegando las del prójimo. Pensemos, reflexionemos, conozcamos y así podremos ser más libres y responsables al elegir.
Gisela Eceiza

3 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo! A medida que iba leyendo, cada definición de personalidades se me venia a la mente esas mismas personas. Lastima que conozco poco a Luis Juez.
    Muy bueno el articulo!

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  2. Excelente,pero está obstinadamente enfocado hacia lo político, cuando desde el punto de vista patológico, la obsesión por el poder transpasa cualquier función o actividad.

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  3. Excelente,pero está obstinadamente enfocado hacia lo político, cuando desde el punto de vista patológico, la obsesión por el poder transpasa cualquier función o actividad.

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