
Dados los últimos anuncios del Gobernador, en los que señala un convenio para llevar adelante esta obra, son numerosos los cuestionamientos. ¿Es posible la realización de este proyecto? La opinión de un especialista.
Desde hace algunos años escuchamos que el Gobierno de Juan Schiaretti tiene intenciones de «brindar una solución» a la crisis hídrica de Córdoba con la realización de un acueducto que extraiga agua del río Paraná. Sin embargo, recién hace unas semanas el mandatario provincial anunció públicamente que firmará un convenio marco con Santa Fe para concretar esta idea.
Al parecer, la fuente posible para extraer el líquido vital estaría a cinco kilómetros de Sauce Viejo, localidad cercana al Aeropuerto santafesino. El ducto finalizaría en la planta de tratamiento de Bouwer, en Córdoba; sería un caño de 370 kilómetros, con 428 metros de desnivel que se solucionaría con nueve estaciones de bombeo distribuidas a lo largo del recorrido.
En declaraciones a los medios de prensa, el ministro de Obras Públicas de la provincia, Hugo Testa, aseguró que el Consejo Federal de Inversiones ya había finalizado los estudios de factibilidad, por lo que resulta «posible hacer el acueducto».
En este sentido, anticipó que el Gobierno de la provincia avanzará junto a su par de Santa Fe, para crear un acuerdo marco y preparar el proyecto ejecutivo de la obra.
La idea de efectuar el trabajo conjunto surgió porque los santafesinos también podrían distribuir agua a poblaciones de su provincia que la necesitan. De todas maneras, aún no se ha elaborado ninguna propuesta en la que se evalúe la traza del suelo, los caudales, el modo de distribución, etcétera.
El presupuesto aproximado rondaría los 950 millones de dólares, valor similar al correspondiente a la autopista Córdoba-Rosario. «Es una obra a largo plazo, pero trabajamos para hacerla y garantizar el agua para Córdoba en el futuro, aunque por diez o quince años el problema estará resuelto con la obra del canal Los Molinos», dijo Testa.
Reconoció además que hubo ofrecimientos de una empresa israelí para ejecutar la obra, pero aclaró que hasta tanto no se desarrolle el proyecto y la eventual licitación, no se puede resolver nada al respecto.
Dudas y certezas
En cuanto se menciona la posible realización de este acueducto para solucionar la grave crisis hídrica que atraviesa nuestra provincia, y que ha sido objeto de reiteradas notas en este Semanario, surgen cuestionamientos hacia su ejecución, ya que son muchas las cosas a tener en cuenta en caso de que esto se concrete.
«Toda obra es factible a ejecutar existiendo un proyecto y la parte económica, se podría traer agua de cualquier lugar del planeta, porque es posible; lo importante es que el proyecto cierre con el factor económico y que luego pase a ser sustentable y sostenible. Además de estudiar las alternativas, si las mismas existen.
«El principal punto es la distancia, son casi 400 kilómetros y tendría que atravesar una inmensidad de terrenos privados. A su vez, tendría estaciones de bombeo por desniveles, además el gasto de energía será terrible. También está el tema del costo del agua, el cual se encarecerá, al ser un bien social su precio es fundamental, porque si no, pasa a ser no sostenible y no sustentable», explicó Juan Carlos Ferrero, representante de la ONG Adarsa (Asociación de Amigos del Río San Antonio).
«La calidad del líquido elemento es esencial. Nadie ignora el sedimento del Paraná y el riesgo de contaminación por atravesar zonas de cultivo y fumigación, además de que allí se vuelcan aguas que ya han sido utilizadas en las diferentes poblaciones santafesinas. Existen trabajos publicados sobre estas complicaciones del Paraná», añadió.
«Otro de los puntos es el costo de mantenimiento de la obra, si no pudimos mantener el canal Los Molinos-Córdoba con el factor gravedad a favor y de un tamaño mucho menor, ¿podremos hacer sustentable y sostenible semejante obra? Hay que hacer un estudio de impacto ambiental como lo dice la ley antes, durante y después de la obra. Que no es un elemento que prohíbe la obra, sino que señala si la misma se puede hacer y tiene en cuenta los efectos de mitigación en caso de que dañe la naturaleza.
«Ya estamos acostumbrados a estos gobiernos neoliberales, estos son los que salieron a vender el petróleo que iban a sacar del subsuelo de Córdoba, son los que iban a hacer el puerto San Roque y tantas más… Ahora salieron con esta barbaridad. Incluso, hay un artículo periodístico donde el subsecretario de Recursos Hídricos de la Nación (Fabián López) dice que esto es una barbaridad. No es que nosotros nos opongamos al desarrollo, nos oponemos a las sonseras. Todas las obras son factibles, el asunto es que hay que demostrarlo».
Viabilidad
También hizo referencia al Consejo Federal de Inversión (CFI), esta oficina del Estado integrada por todas las provincias que no realiza proyectos sino que evalúa los mismos en términos financieros (no es un órgano técnico).
«La distancia recorrida es demasiado grande, pues el CFI evalúa el proyecto completo una vez presentado y contesta si está en condiciones de hacer aportes económicos y su viabilidad. El CFI no es un ente técnico que pueda ejecutarlo; ya que están evaluando, podríamos también tener en cuenta otras alternativas, por ejemplo traer agua de la cordillera, de los glaciares, pues si bien es cierto que la distancia es bastante mayor tendría como ventaja que no se necesitaría bombear por la gravedad», aportó Ferrero.
Según el geólogo, otra opción sería traer agua desde el río, aunque aclaró que a su entender no sería la más conveniente dados los efectos negativos que causaría en la laguna Mar Chiquita.
Al respecto, hizo referencia a la propuesta que desde ADARSA desarrollaron: «Nuestra propuesta es fácil de hacer a los funcionarios no les gusta porque no hay que llevar a cabo obras sino gestionar bien el agua de la región, que es lo que no se está haciendo… Es más, la hemos enviado a la Subsecretaria de Recursos Hídricos y aparentemente habría gustado», informó.
La crisis hídrica será entonces la principal problemática a tratar desde el Gobierno de José Manuel de la Sota; sin embargo, para efectuar una real solución es necesario escuchar a todas las partes, que la crisis ya no sea tema de debate sino de concreción de obras que verdaderamente tiendan a una mejor distribución del recurso. La crisis hídrica no es ficción, es una realidad, desde hace varios años.
La propuesta de Adarsa
Debe pensarse en una política de aprovisionamiento y distribución del recurso para la sociedad, con carácter de mediano y largo plazo. En la zona más poblada de la provincia, que incluye la ciudad capital, el valle de Punilla y el faldeo oriental de las Sierras Chicas, el aprovisionamiento se brinda principalmente a través de tres embalses: San Roque, Los Molinos y La Quebrada. Este aprovisionamiento cuenta con dos componentes básicos: el almacenamiento del recurso (embalses) y la estructura física (infraestructura) de distribución.
1. Contar con una política hídrica de Estado, que determine a partir del conocimiento cuantificado de la disponibilidad del recurso, la cuantificación de la distribución para atender la demanda de hoy y el crecimiento potencial de la población.
2. Contar con un órgano de aplicación de esa política de Estado que tenga la atribución de velar por el sistema hídrico por encima de todos los cambios gubernamentales situacionales.
Proponemos la conformación de un Comité de Cuenca, como órgano de aplicación. Para garantizar lo propuesto deberá estar conformado, en partes igualitarias, por tres fuerzas de la sociedad, gobierno (1/3), usuarios y ONGs (1/3) e instituciones de investigación afines (1/3).
Para leer la propuesta de modo completo, ingresar a www.adarsa.org.ar.
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