sábado, 26 de noviembre de 2011

«Cuando una mujer decide abortar, lo va a hacer aunque sea ilegal»


El pasado martes 1º de noviembre se anunció la aprobación de un dictamen que fue calificado como «histórico» porque por primera vez el Congreso trataría la propuesta de la despenalización del aborto, pero luego fue anulado porque sólo contaba con seis de las ocho firmas de legisladores requeridas. El debate legislativo fue postergado para el 2012.
Proyectos
Tal como se generó con la ley del matrimonio gay, las opiniones en torno al tema son muy encontradas.
Los proyectos que comenzaron a debatirse, se encuadran en dos posiciones. Por un lado, la despenalización total, impulsado por la diputada Cecilia Merchan (Libres del Sur) que habilita a que la mujer pueda interrumpir su embarazo durante las primeras doce semanas de gestación, y en los casos en que se verifique que el embarazo fue producido por una violación o que esté en riesgo la vida de la mujer, el aborto puede ejecutarse en cualquier momento antes del nacimiento del bebé. También dentro de este proyecto se dispone que el aborto pueda llevarse a cabo en cualquier centro de salud público y que sea incorporado como una prestación más de las obras sociales y la medicina prepaga.
En cambio, la despenalización parcial, impulsada por el presidente de la Comisión de Legislación Penal, Juan Carlos Vega (Coalición Cívica) y el diputado Oscar Albrieu (Frente para la Victoria) proponen una modificación de la ley existente, la cual permite que el aborto se ejecute en los casos en que se detecte que el embarazo pone en riesgo la vida de la madre o bien por consecuencia de una violación, aunque para éste se necesita acreditación judicial.
Opinión médica

La legislación del aborto es un tema que enciende polémicos debates entre los distintos actores que conforman nuestra sociedad; sin embargo, la realidad en Argentina, es que siguen muriendo mujeres a causa de abortos realizados en la clandestinidad, con los riesgos que esto conlleva.
En este sentido, bajo un enfoque clínico y profesional, la ginecóloga Roxana Ferreyra opinó sobre el asunto: «No voy a entrar en la discusión filosófica de cuándo una vida se considera independiente, o a partir de qué momento una madre que decide no tener un hijo comete un crimen o no. La ilegalidad del aborto en nuestro país, no implica que se haya dejado de hacer. En la ciudad de Córdoba, se realiza un aborto por cada niño que nace en la maternidad provincial. Simplemente lo que los médicos pedimos en esta discusión, es que se tenga en cuenta que se mueren mujeres con síndrome de Mondor, que es la infección post aborto; esta es la primera causa de mortalidad materna en nuestra provincia. Llegan vivas y se van muertas porque entran con hemorragias, con complicaciones y no podemos hacer nada; también se agrega que no sabemos qué les hicieron, porque no quieren decir quién las abortó.
«Debemos remitirnos a las estadísticas; cuando una mujer decide abortar lo tiene decidido, lo va a hacer legal o ilegalmente. Los abortos clandestinos se hacen en cualquier lugar y de cualquier forma, entonces cuando se muere una mujer en estas condiciones y deja niños huérfanos, nos preguntamos si eso es justicia, porque a lo mejor decidió terminar con este embarazo a favor de los hijos que tiene vivos. Si pudiéramos darles las herramientas para que tuvieran un aborto digno, estaríamos salvando muchas vidas, también haríamos un emparejamiento social, porque las que tienen dinero para hacerlo, acceden a abortos en condiciones de salubridad, las personas que se mueren son las que no tienen plata para acceder. Con esto, nosotros no vamos a traer al consultorio a las mujeres de la mano para que interrumpan el embarazo, ni las vamos a convencer para que lo hagan».
La postura que tiene la médica ante la defensa de la vida es que «mi trabajo consta de eso, cuando me recibí juré que iba a defender la vida, pero cuando una mujer fue de una abortera para hacérselo, ¿cómo hago para defender su vida? si ella ha tomado una decisión solitaria, y ha concurrido a un lugar ilegal para hacerlo».
Distintas miradas

Cada institución mantiene y refleja una postura, la iglesia católica, en este caso según Daniel Rodríguez (párroco de la parroquia San José Obrero), «el aborto es un crimen», y «la iglesia defiende la vida desde que se engendra en el seno de la madre, hasta la muerte».
El sacerdote también comentó sobre las cuestiones en que se hacen hincapié y dijo: «Sólo se habla de la libertad de la mujer para decidir, de elegir sobre su propio cuerpo, y se olvidan de la otra parte que también tiene derechos, que es el óvulo fecundado, no se habla de que se va a interrumpir la vida de un ser por nacer. La ley debe proteger la vida tal cual como lo viene haciendo hasta ahora, y castigar o penalizar a aquellos que están yendo en contra o cercenando esa vida.
«Que se hagan más o menos abortos, ya es una cuestión de las personas que lo hacen; es como que dijéramos hay muchos asesinatos, entonces vamos a despenalizar, que sea libre, total hay tantos que no podemos condenar; en el aborto igual, se hacen tantos que lo despenalizamos. Hoy en día existe una cultura de la muerte, nos embroman estos niños que están por venir no deseados, los eliminamos con el aborto, que es un sinónimo de asesinar; nos joroban los viejitos, también los eliminamos: la eutanasia. Este es el mundo en el que nos toca vivir. Nosotros hablamos por la verdad que creemos, y es en el Dios de la vida y no el de la muerte».
Por su parte, el padre José Nicolás Alessio (ex cura de la Parroquia San Cayetano de Córdoba), que pertenece al grupo Enrique Angelelli (obispo de La Rioja asesinado durante la última dictadura militar por sus luchas sociales), expresó: «Estoy a favor de la despenalización; la ley del Código Penal vigente en Argentina no ha resuelto los problemas graves que trae el aborto clandestino en condiciones de inseguridad, sigue siendo una realidad. Por otro lado, criminaliza a la mujer dejando de lado al varón, que también es responsable; fundamentalmente parece ser sólo femenino, y es de ambos. Es un drama ético, porque afecta a las mujeres en una sociedad machista, y sobre todo a las más pobres que siguen siendo las víctimas. Es decir, penalizarlo no sólo no ha resuelto los problemas en torno al aborto sino que además cargamos las tintas criminalizando a la mujer que ya sufre el drama.
«El aborto clandestino se paga muy bien, es caro, y se lo realizan sólo las mujeres que tienen dinero para efectuarlo, lo que implica un gran negocio que mueve millones de pesos; y por otro lado, se plantea una situación injusta de inequidad social, porque una mujer pobre pone en riesgo su vida y salud», indicó el sacerdote.
Para cerrar, reflexionó: «Como teólogo cristiano le digo a todo el mundo católico y evangelista que se aferra a una teoría, y por defenderla va en contra de la realidad, que es una posición hipócrita. Si algo tiene el mensaje del evangelio, es que no se debe ser fiel a una teoría, sino a los problemas que la realidad y la vida concreta nos plantean. En este caso, para un cristiano, la muerte de las mujeres y sobre todo de las más pobres, es un desafío inmenso del cual debemos hacernos cargo».

Lic. Evangelina Bustamante

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